EPÍLOGO.
MANIFIESTO
YO CREO…
Firmemente que todos los seres humanos tenemos dones y talentos que nos hacen únicos. Debemos ejercer el derecho a descubrirlos y poder consagrarnos a ellos.
Que la cultura y el conocimiento nos hacen más libres.
Que el arte puede ser una experiencia sanadora.
En las sociedades mestizas donde las diferencias son sinónimo de riqueza y no motivo de desprecio.
Que la belleza, aún estando sobrevalorada y mal entendida, es tan necesaria como el agua.
Que, sin lo menos bello, lo extraordinariamente hermoso no tendría el mismo valor. Los opuestos tienen una intrincada e indisoluble razón de ser.
Que el buen diseño hace del mundo un lugar mejor. Los creadores tienen un gran impacto en cómo vivimos nuestras vidas.
Que el lujo, entendido como entrega a la excelencia, es un exponente social digno de las culturas más desarrolladas.
Que vivimos tiempos de mentira, avaricia y oscuridad. Cada uno de nosotros debemos aportar nuestra dosis de verdad, generosidad y transparencia.
Que ética y estética siempre deberían ir de la mano. Si no, el resultado es desastroso.
Que los jueces del buen gusto son enemigos públicos.